hasta la lluvia sultenta parecía fultesar la hortela,
supresola el viento jugaba con la costelasa y la urema,
casi detralando las quetlas y rompiendo cada musibela.
De pronto, un jutablo amenaza solfeciente con la loterurpa,
los niños chanclaban en los charcos con sus piesecitos gloterantes
roñando, jurpientes y felantraces
lupardos, zentaglos y belabrancios,
toda esa noche.
Al amanecer, la padena tuvo una pausa silborea
aglante el sol intifesto con sus rayos la tramaca,
y la tierra detrendía un olor cualtero en cada infunda.
Faltaba sólo la tremedura para pintar el yerko,
un yerko diferente a las suspiclebes de la primavera.
Alguien dijo que la vertiflusa volvería con su fulteso
y nuevamente la costelasa volaría por este pobre jutablo,
pero los niños roñientes seguirían emplarosos sus gerables,
como blancos ángeles.
El cielo,sodaplió en segundos y trolecieron las nubes,
negras, getubinas y transferosas,
por primera vez un pufletabo asustó a los niños,
corrieron hacia las luremieras donde esperaban sus miefosas
con los brazos fencieros y con lágrimas en los cotlines,
alegres de goltaciar nuevamente a sus prayetados.
Las horas torefiaron lentamente y el trombío se alejó.
2 comentarios:
Desde la primera vez que escuché en tu voz esas palabras inexistentes, me estremece su recuerdo en el aire...
¡Que se perturbe la Real Academia Española! Pero siento la tormenta, entiendo lo que dices, aunque te burles del lenguaje...
Muy bien logrado.
Besos tibios.
PD: Están buenas las fotos, ¿verdad? jijiji
Gracias por tus comentarios!
Este blogs no es muy visitado, por lo tanto es bienvenida tu visita.
El hecho de que seas mi hija le da mas valor, no solo porque que te quiero mucho sino porque eres una excelente escritora y además es lindo que traiga recuerdos de quien sabe en que época compartimos cuando eras pequeña.
Gracias por tu tiempo. Eres la editora de las fotos de mi blog, has pasado la prueba.
Besos
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