jueves, 21 de febrero de 2008

¡Adiós, Pancra!


¡Puchas que echo de menos al Pancracio!
Era súper choro. Mmm, siempre estaba alegre.
No me dan ganas ni de venir a la escuela, ¡oh!.
Tenía cualquier talla.
Sí, yo también le echo de menos. Todo el curso.
En esas mañanas, en que no tomaba desayuno, cuando el nos hacía reír, hasta se me olvidaba que tenía hambre.
Yo creo que a todos se nos olvidaba el hambre. El Pancra era el desayuno y a veces también el almuerzo. En esos días en que regalaba galletas.
Me acuerdo de sus mentiras. Porque no vai a decir que le creiai todos los cuentos. Era más güeno para inventar. Que los conejos ponían huevos si estaban nerviosos, que los chanchos se revolcaban en el barro porque sentían cosquillas y un montón de leseras. Pero hablaba tan en serio!
Era mejor creerle ¿no?
Te acuerdas cuando llegó con la historia de que tenía un amigo invisible. A veces estábamos conversando y de repente hablaba con ese amigo que no veía. Si hasta se reía de los chistes que le contaba al oído, según él.
Yo, una noche soñé con el amigo invisible, ¿ cómo no iba a creer?. No le conté a nadie, sino me iban a agarrar pa'l leseo.
Yo no soñé, pero lo veía, o sea, como que lo veía. El Pancra era choro, ah!
Y la ropa que usaba era rara, te acordai?
Era todo raro, tenía boca de rana, la nariz de payaso, el pelo como de lana, la voz de gangoso. Pero ya era como uno más de nosotros.
No debimos dejarlo sólo en las vacaciones.
Y ¿ qué íbamos a hacer?
Si no podía jugar a la pelota. Yo, lo único que hago en las vacaciones es jugar a la pichanga.
Si pos, yo también. Se la habría dormido todita.
El profe la cagó, eso sí, podría habérselo llevado a su casa.
Es que nadie se pasó el rollo de la embarrá.
Puta, ahora que no está el Pancra paso con hambre. Y eso que el profe sigue repartiendo galletas.
Yo creo que no eran las galletas. pa`mi que verlo tan poquita cosa y tan contento ...
Sí, puede ser, eso nos daba güena onda, se parecía a nosotros.

Fue bonito el funeral!
¿ Cómo va a ser bonito, gueón?
Güeno, fue triste, pero estaban todos los cabros, los del cuarto y los del quinto!
¿ Cachaste al guatón Meneses?, el matón del curso, también estaba llorando!
Le quedó bien la cajita de cartón al Pérez. Pintada de negro parecía un ataúd de verdad.
Cuando le echaron tierra a la cajita me dio como una cosa en la güata.
Es que murió ... como un pedazo de queso.
No seai malo negro, esta gueá no es pa`reirse.
¿ Viste las flores?, el cerro quedó pelao de flores. Ni en la tele he visto un muerto con tantas flores.

Todavía me acuerdo, fue el regreso a clases más triste.
Lo primero que hicimos fue preguntarle al profe por el Pancra.
Cuando abrió el estante y lo vimos. Estaba todo hecho tira.
¡ Ratones desgraciados!. Se habían comido al pobre Pancracio.
No debimos dejarlo solo.

3 comentarios:

Santiago Arcos dijo...

Casi pude ver los huesos del recordado Pancra, pero era tan extraño imaginarlo que la visión se detuvo a medio camino antes de realizarse. Mejor así, no?

Honestamente me llamaron mucho la atención tus escritos. Son como realidades alternativas que pareciesen ser las oficiales hasta que se desvían en el arte de las letras.

Muchas gracias por tu comentario, estos son siempre bienvenidos, más aún si de hecho se refieren al escrito "comentado".

¿Podría decirse que diste a luz a una exhibición?

Erótika dijo...

SALUDOS ERÓTIKOS ;)

DaNu dijo...

Diez años después, le acabo de leer el cuento al profe... está emocionado, no hay mes que no se acuerde de usted.
Gracias tío